domingo, 23 de diciembre de 2012

Feliz Nochegüena y Navidá.



Esta noche es Nochegüena y mañana Navidá.

Y, amás e ser cierto, es parte d'una popular copla e Navidá, mu cantá por tós los roales de noestra España.

Po eso, quió aprovechar er tétulo e la copliquia, pa disearos a tós mis amigos Palmaris, blogueros, amigos e facebook, lertores y emás presonas, una mu feliz Nochegüena, rodeaos e toa la familia, y una feliz Navidá, en la que estéis renchíos e Paz, Amor, Recogimiento y cilebreis la allegá e noestro Redentor con munchisma allegría.

 Los dejo unas palabriquias en panocho, rimanientes a costumbres e noestro roal güertano, sucedíos que se repetían en noestra Murcia e antaño.

Un juertísimo envión chillao a tós, sin ercepción denguna.


¡YA LLEGÓ LA NOCHEGÜENA!

 
¡Ya llegó la Navidá! Esa fiesta que tuiquia la gente cilebra.

 
La pasá noche jué mu fria, y ya en las primeriquias horas se veia qu’iba a caer rugío. Asomó la nueva mañana, la mañana e Nochegüena, con toa la güerta blanquecina, poique, efertivamente, la noche anterior había caío una escarcha mu recia, que ejó los bancales blancos, como si juá er polo norte. Ni pa segar arfarfa podias meterte en er güerto. Er marrano, los forregos, la cherra y dista la cabra pidían, con sus balíos y gruñios, un puñaíco e yerba, anque juá seca. Ellos no entendían de rugíos y’escarchas, y si son mu frioleras o no. El güertano sí que sabe e los achaques y las peplas qu’en cuanti que allega el invierno tién que sufrir en la güerta.

Ese era er motigo de que aquella mañana der dia e Nochegüena, en la barraca der tío Pencho, der partío e L’Arbatalía, estuvián tós muncho tristes y’aguantando a duras penas, rejuntaos en la cocina, mentras la tia Maria’l Carmen preparaba la sartén p’hacer unas migas ruleras y asín poer enfrentarse ar frio y sus consicuencias.

 Los zagales, como crios que son, tocaban la zambomba, la pandereta y la castañeta, mentres s’inventaban coplas pa cantar en Nochegüena. Pero er tío Pencho, su paere, mu serio, con er el capazo y la sera en una mano, y la corvilla en la otra, se iba hicia la puerta, pa ver si podía encontrar anque juá ramuja seca, pa echalles a los alimales, y que asin argo comieran.

Esos dias son de muncho frio, caraiterísticos d’estas fechas, ande tós se arrejuntan pa celebrar esa fiesta, tan quería y tan diseá, como es la Nochegüena, y’ande gozan los zagales, corriendo por tós los carriles y sendas e la güerta, cantando sus coplas “d’aguilando” y llamando a toas las puertas, ande vecinos y amigos a tó er que llega l’orsequian, con un mantecaíco, o con un trocico e torta, o con un cordial y una copica e lechanís, o coñá o mistela, y pa los mas frioleros, un rigüerto.

¡Ya está aquí la Navidá! La fiesta qu’en la güerta, lo mesmo qu’en la zudiá, tuiquia la gente cilebra, desfrutando con amor, con paz y con cosas güenas, ande tó er mundo se quié, orvidándose las penas, poique nace er Niño Dios, ¡el Rey de Cielos y Tierra!

viernes, 27 de abril de 2012

Como frabicaron los moros l'azú e la contrapará.

Antañazo, cuando los moros e la morisma se pusieron a frabicar l'azú e la contrapará, s'arrejuntó un troper e gente, mu jrande, en las dos costeras der rio, que paecían moscas. Unos s'arremangaban los zaragüelles y se metían entro er río a clavar estacas, y otros tanimientras, les arrimaban peñas. Pos señor, que tó iba bien ar comienzo, pero ¡caballeros! cuando ayegaron los hombres ar comedio er río, ar clavar una estaca... ipum!...abajo, ¡y Dios t'aya perdonao!... echaban una peña y... ¡como si juá un paper e fumar!... ipum! y abajo. Y a tó esto, la obra pará y los moros esesperaos, había allí ombre que se c... en er zancarrón e su Mahoma, y ya ecian argunos, «¡caballeros, lo que no pué ser, no pué ser...» cuando s'arremaneció po allí un viejeciquio que naide lo había esfisao en jamás e los jamases, y le ijo a los e la presa: «¡seis unos alimales empinaos! ¿no sabéis que l'agua es una tonta, q'ande la llaman vá?» pus ¡aquí l'estrucia! ¿tenéis mas q'acer una cortaura en la peña, pó aquí mesmo (señalando ande está er sangraor e la Contrapará) y os sorbéis er río por una cieca der ancho d'un zaragüelle?...y los moros miraban ar viejecico aquer, y denguno lo reconojía; pero lo miraron q'estaba arrugao der tanto saber, y ijeron tos: «pus tié razón este agüelo» y se pusieron a hacer la cortaura q'abia dicho aquer tío cutimañas; y tan presto jué arrematá que, en un jesús, er rio se queó en seco, y se vido lo que ojos no verán, que jué que los zagales jueron á jugar ar caliche en comedio er rio, y...asina se hizo l'azú é la contrapará... Pos señor ensiguía que s'arremató la obra, jueron las maeres mias, poique er río l'abía tomao er busto a ejarse caer por la cortaura e la contrapará, y paecía como si abora ijera: «vusotros l'abeis querío, y yo no estoy aquí p'acer siempre buestro busto.»

Y con aquella eficurtá, s'arrejuntaron otra bes más moros que moscas, y escomenzaron a tirar en la cortaura muncha broza y...¡ná!, y haces d'arcabazas y... ¡ná!, y sabenas e perfolla y... ¡ná!, y sarrias e paja y... ¡ná!...poique er rio, bamos ar dicir, es como los hombres, que no saben la juerza que tienen dasta q'se ven repretaos. Y los moros estaban que paecían e yesca, y argunos se c... otra bes en er zancarrón, y otros icían pegando boces: «caballeros esto no tié apaño, ¡nos hemos luzío! aquí no quea más q'acer que ca uno a su casa y no icir denguno lo q'aquí á pasao, que no á sío denguna dibirsión, que quien s'a divirtío es er viejeciquio...» y no jué más presto nombrao, q'er viejeciquio mesmo s'arremaneció allí sin que naide lo esfisara antes, que paecía besibilo. Y lo mesmo jué vello que tirarse a er tos, pa inchalle la geta a guantás, y a rempujones tirallo al agua, pero er tío aquer no s'encorbilló, poique era mu despabilao, y como si tar cosa pega una bos iciendo: «que curpa tengo e que seáis unas bestias vestías! ¿no abéis visto que lo q'está pasando es enchizo? pus lo qu'es tanimientras que no echéis ahí, ¡ollirlo bien alarbes! una virgen e los cristianos, la mesma maere e su Jesús, ya podéis estar tirando, q'es tó como si tirarais una perfolla e panizo...» ¿Tu q'as dicho? n'abia cerrao la boca aquer tio coscón, y ya habían trayío los más adeterminaos, robá, una virgen de ande pudieon echalle mano y l'abían echao ar conduto e la Contrapará po ande s'iba er rio...

¡Lo que pasó entonces caballeros! ¡lo que pasó deseguía que tiraron la virgen al agua!... pos pasó q'ande cayó la estauta santísima se queó en seco, poique, como er río trae toas las pudres d'Archena, no podía er Señor consintir q'el agua aquella mojara a su debina maere, que jué pura antes der parto, en er parto y dimpués der parto, el agua s'echó p'atrás, y s'arremolinó, y corrió p'arriba en bes e correr p'abajo, y tomó biaje otra bes por ande l'abía tenío siempre, y ar yegar a l'azú nueva, sartó por encima, y asina que sartó escomenzaron a echar relinchos los moros, y a icir «¡jamalajá!, ¡jamalajá! ¡bien icía er viejo!; pero er viejo ¡s'abia esparecío!...y aquí entra la moraleja: que er viejo aquel era er demonio malo, que quiso tener un rato e dibirsión en ver como er río se allebaba la virgen, poique la tié muncha tirria; pero jué ar revés, que jué la virgen la que se riyó der demonio, y asina a é ser por los sigros e los sigros. Amén.