jueves, 7 de enero de 2010

Ahí se queáis con el Uro.


TESTAMIENTO E LA PESETA



Yo qu'he sío lo más jrande
qu’hubió enjamás en la tierra,
a quien to’r mundo quería
como si el Mensías juera,
ya que en cuanti qu’allegaba
s’arremataban las penas,
tengo abora que ejaros
poique en la Uropa uropea
s’han pensao que ya no vargo
ni una miaja tansiquiera.

Y como no hay en España
denguno que me defienda,
m’han condenao por inútil
y’han leyío mi sentencia:
“Dende er mes e San José
p’alante, ya la peseta
ha espichao pa tos los siempres
rescantimpace pa insécula”

Po eso mesmico abora
pa esahogarme la tristeza
quió iciros dos cosicas
que aquí, mu adrento, me pesan:

         PRIMERA

¡Mía que seis esajraecíos,
tuviá que daros virgüenza!
No s’acordáis que de zagales
pedíais a güestra agüela
anque juá sólo una
siquiá e mis compañeras.
Y yo, pensando en gusotros
en ves de quearme entera
me partía en cuatro rales
que s’espiazaban en perras,
qu’eran gordas u eran chicas
y asin l’agüela pudiera
repartir a tos los nietos
y tos perricas tuvieran
pa poer asín mercarse
una trompa con su cuerda,
un carchutiquio e pipas,
caramelicos e menta,
rogalicia, molinillos,
tramusos, petos y piedras
de lumbre, que chispeaban
si las tirabas con juerza...

¡Güenos tiempos los d’antaño!
quien p’atrás gorver pudiera....

Cuando yo m’arrejuntaba
con cuatro más, ya no era
una pesetica sólo,
¡era un duro, d’una pieza!
y hasta allegué a ser de plata
qu’eso sí qu’era jrandeza.

“Der tío sentao” me icían
y’el que teniba una ocena
era más rico qu’el Ray
d’España u d’Ingalaterra.

Cuando m’echaban encima
der mostraor o una mesa
zurría como campanas
repicando dando vuertas.
Er que pagaba icía
más arbulloso qu’ochenta:
“T’or mundo está convidao,
qu’es mi santo y hoy es fiesta.”
Y bebían correntales
con torraos u con almendras
mentres que yo esfrutaba
lo mesmo que burra suerta
pensando pa mis adrentos
que tuiquia la fiesta aquella
l’habían pagao conmigo
y que aquellas gentes eran
una miaja más amigos,
como son las gentes güenas.

Y echando er duro ar cajón,
dimpués e sacar la cuenta
entavía al hombre aquel
l’egorvían unas perras
pa ir al otro ventorrillo
y conviar al que juera.

           SIGUNDA

Más p’alante...poco a poco
se me jué yendo la juerza,
y ya sola no valía
pa mercar una montera
ni a las barracas podía
traller  naica e la tienda
pa que comieran los probes
que no ganaban apenas
ni trebajando a jornal
ni espiazándose en la tierra.

Jueron pasando los años
ca ves con más robinera
y estaban tan trespunchaos
que liaron una guerra
ande hermanos contra hermanos
se mataban como fieras,
y hubió pesetas azules
y tamién rojas pesetas
dista que s’arremató
jracias a Dios toa la gresca,
se pusieron ar trebajo
y a mí me ejaron quieta.

M’hicieron más menuíca
y pa que d’oro paeciera
me pusieron d’un color
entre pajiza y trigueña
que tos m’icían la Rubia
y a mi me daba virgüenza.

En papel, tenía la cara
d’un tal Don Pijote puesta,
y si era duro, allevaba
pintá la cara e Séneca.
Y hasta filletes de a cien
(cuatrocientos rales eran)
que si esfisabas anguno
es qu’habías vendío la cherra.

Pasemos tiempos mu malos
de pan negro y de miseria
y hubió, con el estraperlo,
quien llenó la faltriquera.

Pero como aquí sabemos
sacar partío a la tierra,
y’er Segura no era antonces
el escusao que hoy apesta,
trebajando como furros
poco a poco Uropa entera
l’hamos llenao d’alcaciles,
de coles y merenjenas,
de cirgüelas y abercoques
y frutos e nuestra güerta
qu’han tinío qu’icirnos:
“Parar er carro, puñeta,
que no nus quean devisas
pa pagar tanta cosecha”
Y las devisas, que son
mis primicas uropeas
nos han trallío and’estamos
que cuasi tos tienen perras
y anque siempre estén llorando
pidiendo más pagamenta,
los coches ya no nos cogen
en la zudiá ni en la güerta,
y a la hora que t’arrimes
las tascas están ripletas.

Y cuando estaba escudiá
ya tranquílida y sin peplas,
allegó el URO a joerme
y de mi barraca m’echa
poique asín lo han decidío
los que mandan en Gruselas,
y sin dengún regomello
m’amortajan y m’entierran.

Pos güeno, aquí se queáis,
sin parar d’hacer las cuentas
pa saber si los tomates
valen dies u valen trainta,
to dios con su maquinica
venga puncharle las teclas
pa que ar remate los roben
mentres qu’estáis en la higuera.

Pero ya s’acordaréis
de mí en mu poquicas fechas
cuando esfiséis que los precios
percanzan la tratosfera
y cuesta to más der doble
poique el URO riondean...

          REMATE

Como no hay dengún rimedio
que risuelva mi trigedia,
quió ejar mi testamento
a t’or que ascucharme quiera:
Cuando pase muncho tiempo
y naide esfisarme puea,
ricordalle a güestros hijos
qu’una ves y con pesetas
regalásteis a la novia
un ramico d’azucenas,
que me dísteis en limosna
pa socorrer a una vieja,
que juí arras en las boas,
que conmigo, en Nochegüena
se mercaban mantecaos,
y ayudábais a la Illesia.

Que hista pa contar los años
con mis rales los sirviera,
t’icían: “Ya tengo er duro
y la mili ricién hecha”
poique habían cumplío los vainte
y eran ya presonas serias.

Icille a tos los zagales
que anque pagué cosas feas
poique los hombres son hombres
y angunos no tien ecencia,
igual serví pa que munchos
argo más felices jueran.

Esplicalle a güestros nietos
que tamién tuve concencia,
pa que asina, cuanti menos,
mi ricuerdo no se pierda,
y pué ser que anguna lárima
por mi memoria se vierta.


Firmao: Doña Peseta Rubia Cuatrorrales (q.e.p.d.)

Autor: AGUSTÍN SÁNCHEZ MARTÍNEZ.

Revisión y adaptación: Impertérrito.

"LLIBERTÁ Y GÜEN HUMOR"

No hay comentarios:

Publicar un comentario